Desde las 09:00 horas de este sábado 25 de marzo, se le dio la bienvenida a cerca de 600 agentes pastorales que participaron en la Asamblea Diocesana, para darle inicio oficial al año pastoral.
El encuentro se llevó a cabo en el gimnasio del Instituto Santa Marta de Curicó, donde el padre Cristian Avendaño, Vicario de Pastoral, fue el encargado de dar el saludo de bienvenida y comentar los objetivos de esta asamblea.
Luego como primer momento se realizó una oración para vivir un encuentro personal y comunitario con el Señor Jesús, y posteriormente se revivieron los momentos más significativos del 2022, en un video resumen del año pastoral.
Seguidamente, se hizo una presentación del proceso de discernimiento sinodal que hemos vivido como Iglesia, y el Vicario Pastoral presentó las intuiciones y líneas de acción que hemos trabajado como diócesis. Para luego, invitar a nuestro obispo, el padre Galo Fernández a entregar su palabra de pastor.
Qué es lo que Dios quiere para nuestra Iglesia
Agradeció primero la alta participación y como es señal de que vamos retomando nuestro camino como Iglesia.
“Hemos tenido años muy difíciles para nuestro caminar pastoral, muy desafiantes, hay que decir que no fue solo la pandemia, tuvimos convulsionados por el estallido social, y todo el cambio gigantesco que provocó en nuestras relaciones, lo teníamos antes y perdura de algún modo, la compleja y dolorosa crisis eclesial. Hemos tenido todas estas instancias, pero aquí estamos, con la fuerza del resucitado, como la Iglesia que persevera”.
“Ha sido también un tiempo fecundo, para el diálogo, para la escucha, para la búsqueda de nuevos senderos, los años que hemos pasado no han sido un paréntesis, en el cual nos hemos detenido esperando que llegue el buen tiempo, sino un tiempo de búsqueda, de discernimiento, para ver qué es lo que Dios quiere para nuestra Iglesia”.
Así mismo, el obispo habló sobre las intuiciones y llamados que nos proponemos, y como la Iglesia debe trabajar en función del mundo, no como algo aparte.
“No somos un espacio para apoyarnos mutuamente y protegernos del mundo, la Iglesia está en función del mundo, para servirlo con el tesoro del Evangelio, lo que tenemos entre manos es lo que el mundo necesita, Jesucristo, su Palabra. En este tiempo tan paradojal en que tenemos tanto acceso a información y al conocimiento de las materias más diversas, la gente, el hombre y la mujer de nuestro tiempo, le falta el conocimiento de lo fundamental, saber quiénes somos, saber quién es el origen de todo, saber cuál es el sentido de la vida”.
“La certeza de esta misión nos debe movilizar, hay muchas propuestas para ser concretos en esta dimensión, y que habrá que planificar según cada realidad pastoral, pero todo ello solo se hará realidad en la medida en que avancemos en el encuentro con Cristo y cultivar una comunidad que viva con el estilo de Jesús, una Iglesia en la cual se respira el perfume de Jesús, se vuelve de inmediato atractiva, contagiosa y misionera”, concluyó nuestro pastor.
Trabajo en comunidades
Después de este momento, los presentes pudieron disfrutar de un café a media mañana y del tradicional pan de huevo que forma parte de la Asamblea Diocesana, y posteriormente volver al gimnasio para realizar el trabajo en comunidad, que consistió en entregar líneas de acción según las intuiciones que se han trabajado previamente.
Finalizado el trabajo en equipos, se vivió otro momento de oración y se presentó el libro “La historia de fe de la Iglesia que peregrina en Talca y Curicó”, el cual estará recorriendo las parroquias y comunidades desde este año hasta el 2025, año en el que la diócesis celebrará su primer centenario. Allí, se invitó al obispo, laicos y vicarios a firmar un compromiso con el Señor donde se tomaron las intuiciones del Espíritu Santo para hacerlas vida, hacerlas acción.
Seguidamente, se presentaron las sugerencias de acción que salieron del trabajo en comunidad, para luego dar la bienvenida a los nuevos religiosos y religiosas que se unen a la diócesis en este nuevo año pastoral. Y también se entregó la Cruz de la Diócesis, a Darling Molina, Christian Salas, Susana Valdebenito y Manuel Díaz, por su servicio de discípulos misioneros en el mundo de la educación, momento que fue aplaudido con alegría por todos los presentes.
Esta Asamblea Diocesana culminó con el encendido de muchas velas y una oración, así como con el agradecimiento de las personas que hicieron posible este encuentro.