Mucha alegría y emoción hubo ante un nuevo seminarista admitido a las órdenes sagradas en la Diócesis de Talca. Esto fue lo que se vivió en la iglesia La Merced de Curicó, el sábado 20 de enero.
La celebración estuvo presidida por el obispo Galo Fernández y contó también con la presencia de sacerdotes y diáconos cercanos a Ignacio Ramírez San Martín, así como con la asistencia de sus padres, familiares, amigos y fieles de la comunidad parroquial. El Seminario Pontificio Mayor de Santiago también estuvo presente para acompañar a uno de sus integrantes, encabezados por el rector, p. Fernando Valdivieso, además de los formadores Mons. Luis Migone, padre espiritual del seminario, y el p. Rodrigo Cordero, junto a los seminaristas de todas las etapas formativas.
“… Jesús te alienta, Él te acompaña. Él nos transforma… ¡Atrévete! Que este paso del rito de admisión sea atreverse a remar mar adentro… a dejarse llevar por Jesucristo sin tener todo resuelto y calculado, sino más bien, confiando en su amor, en su nombre”, le expresó durante su homilía monseñor Fernández a Ignacio momentos previos a realizar el rito de admisión.
“Un momento muy especial, significativo, lleno de emociones, porque es un logro de él. Es un logro que lo pone muy contento a uno, porque uno quiere siempre que los hijos tengan su vocación, que hagan lo que les gusta. Entonces, en ese sentido siempre lo hemos apoyado y feliz… feliz en un momento así porque es muy significativo para él. Eso es lo importante, que la persona siempre haga su vocación, lo que le gusta”, destacó Atanasio Ramírez, papá de Ignacio, al ser consultado sobre cómo vivió la celebración del rito de admisión de su hijo.
“Bueno… como a él le gusta, es su vocación desde chiquitito… entonces yo creo que está muy feliz por este nuevo paso que da. Así que, esperando que el tiempo pase rapidito para ya tener un sacerdote (sonríe)”, relató Bernardita San Martín, la mamá de Ignacio frente a sus impresiones sobre el sentir de su hijo durante la celebración del rito de admisión. Asimismo, en cuanto a cómo vivió esta celebración, comentó: “Feliz, orgullosa. Porque uno siempre dice que los hijos hagan lo que a ellos les satisface, que sigan su corazón. Así que feliz por él… feliz por nosotros también, que es un buen cristiano”.
“Nosotros con Ignacio nos hicimos amigos acá en el trabajo pastoral de La Merced y la verdad es que siempre él ha irradiado una felicidad y una energía de compartir este amor en Cristo… y nosotros con todos los jóvenes de la pastoral estamos muy felices, muy contentos… y la idea nuestra es seguir apoyándolo en su camino. Agradecemos todos los días en que Ignacio estuvo con nosotros, sus horas de trabajo, su venir de Santiago a acompañarnos y eso nos hace a nosotros muy feliz. Creo que transmito la idea de todos los jóvenes que participan en la pastoral juvenil”, expresó María Paz Moraga, amiga de Ignacio, al compartir lo que significó para ella asistir a esta celebración.
Buscar al Señor en medio de su pueblo
“Significa una alegría, al dar un paso en el proceso de discernimiento que me lleva a un compromiso mayor con la Iglesia a la que pertenezco y con la formación en el Seminario. Este paso lo doy también a partir de lo que el Señor me ha ido mostrando y lo que voy descubriendo con la compañía de mis formadores y mis hermanos, que animan la propia vocación. En la práctica, este signo no me asigna nuevas funciones ni cambia mi estado, sino que me anima a seguir buscando al Señor en medio de su pueblo y conducirlo a Él”, fueron las palabras de Ignacio ante la consulta de lo que significa para él y para su proceso formativo el ser admitido a las sagradas órdenes.
La comunidad del Seminario Pontificio Mayor se alegra por la admisión de Ignacio y renueva su compromiso en la formación de los futuros presbíteros de Santiago y de las diócesis que confían este proceso en esta casa formativa. Por lo mismo, la oración de todos los fieles es fundamental en el desarrollo de esta importante tarea para nuestra Iglesia.
Fuente: Seminario Pontificio Mayor